29 enero, 2008

La maleta roja

En el sexo están de moda los récords. Sobre todo para las mujeres. Ahora que alguien ha descubierto que somos multiorgásmicas (¿lo somos todas????, ¿lo tenemos que ser por fuerza?, ¿lo tenemos que ser en cada relación sexual? o, más difícil todavía, ¿con cada hombre con el que nos acostamos?), el reto no está ya en llegar al orgasmo, a fuerza de sudores y esfuerzos sin fin como antaño, sino en conseguir cuantos más mejor. Y si no eres multiorgásmica, resulta que te estas perdiendo algo o no eres “normal”. ¿Pero qué es la normalidad? Mientras uno disfrute de su sexo y de su sexualidad a su aire, sin presiones, con libertad, con pasión y sin bloqueos, ¿qué más da si vive un orgasmo o dos o mil? ¿Qué pasa, que el orgasmo es el fin y el medio y lo es todo? Está muy bien, sí, ya lo creo, pero el proceso dura mucho más: la seducción, la excitación, la pasión, las caricias, la contención, los besos, el juego, los juegos, la satisfacción... ¿Es que todo eso no cuenta para nada? Y es que no hay nada menos sexy y más anticlimático que un amante te pregunte: “¿Te has corrido? o, siguiendo la nueva tendencia multiorgásmica, ¿cuántas veces te has corrido?”. ¡Ah, sí! Hay algo peor... que te pregunte: “¿Te falta mucho?”. Una mujer me contó, en una tuppersex muy divertida, que harta de que su amante se pusiera pesado con el tema de los orgasmos, le contestó: “Vale, de ahora en adelante, marcaremos en la pared con cruces rosas los míos y con cruces azules los tuyos”. Fin de la cuestión. Además, la mayoría de ellos después de un orgasmo –salvo los hombres tántricos, de los que hablaremos en otra ocasión-, se quedan para el arrastre o fritos. ¿Significa ese “único” orgasmo que no disfrutan del sexo? Esta preocupación no es totalmente negativa. Demuestra que los hombres desean darnos placer y se preocupan –y se ocupan- de que lo pasemos bien. Vamos, que están muy bien dispuestos... ¿por qué no aprovecharlo? Según nuestros deseos e inspiración, naturalmente. En contrapartida, muchos necesitan muestras físicas de nuestro placer. Imagino que después de décadas de que las mujeres fingieran sus orgasmos para acabar cuanto antes o para dejarles contentos, ya no se fían. Y esto nos lleva a la demostración supuestamente más evidente del éxtasis de las mujeres: el squirting o la eyaculación femenina. Es otro reto que nos intentan endosar: disfrutar del punto G y exprimirlo hasta conseguir una eyaculación que deje satisfecho a nuestro amante y muy contento de sí mismo y de sus habilidades sexuales. ¡Y cuanto más lejos y más alto mejor! No hay nada más que ver las películas del género chorreante, donde el placer licuado sale propulsado unos cuantos metros hacia el techo o hacia la cámara... Más difícil todavía! Nos olvidamos de pasarlo bien y disfrutar relajadamente intentando conseguir cuantos más orgasmos mejor. El momento del sexo se convierte en un medio para llegar a algo: el legendario orgasmo simultáneo –ya hablaremos de esta nefasta idea en otra ocasión-, que el Punto G nos haga hacer chiribitas con los ojos, la multiorgasmia, el placer absoluto con el sexo anal, ser absolutamente libres y probarlo todo o acumular cuantos más actos sexuales en una sesión mejor... Porque ahora que se ha descubierto que las mujeres podemos ser muy potentes sexualmente, lo tenemos que ser casi por obligación. Deberían ser simplemente opciones que están ahí y que cada una escogiera según sus gustos y sus deseos. No por ser más abierto y moderno o más potente sexualmente... A las mujeres que se preocupan o agobian porque no consiguen según qué retos, les recomiendo, simplemente, cordura y que disfruten del sexo y del momento, lo demás, ya vendrá... O no. Pero si se lo pasan bien, desean a sus amantes, les tiemblan las piernas de deseo y placer, ¿qué más da? Y si no es así: tenemos que hablar. La Maleta Roja

4 comentarios:

Lydia dijo...

Que razón tienes...
Nos empeñamos en querer llegar al máximo. Estamos viviendo un mundo donde hay que llegar al final, conseguir la cima, tener el máximo... y en el sexo eso acaba llenándose de frustraciones.
Yo lo comparo a la comida (con todas sus peculiaridades) el sexo hay que disfrutarlo cocinando, preparando, comiendo y haciendo la digestión, pero no siempre las comidas son exquisitas ni maravillosas.

Anónimo dijo...

En esta vida ya hay bastantes sufrimientos como para que el sexo se convierta en uno mas,hay que disfrutar lo bueno de la vida,sin ponerse metas,pero sin estancarse aprendiendo a disfrutar cada dia mas de tu cuerpo y del cuerpo que tienes a tu lado,nunca se llega a saber todo,siempre hay algo nuevo por aprender

Eztia

Anónimo dijo...

"¿Te falta mucho?"
Pero como oño puede preguntar alguien eso?
Pekitas

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el análisis, tienes toda la razón, nadie tiene que ganar todas las carreras, ni correr en todos los premios, ni hacer el Paris-Dakar... en cada encuentro para llegar el primero y descorchar la botella gorda de champán por obligación.

Con lo divertido que es a veces conducir despacito y mirar por la ventanilla para disfrutar de los paisajes nuevos... o simplemente hacer kilómetros y kilómetros por carreteras desconocidas sin tener un punto de destino señalado en el mapa.

El sexo es divertido, y todo sexo condicionado por un "resultado final" en la tabla de datos... está abocado a un final amargo.

Palabras de un hombre que pasaba por aquí...