23 enero, 2008

El casting

Cuatro mujeres nos erguíamos a un lado de la habitación. Al otro lado, dos hombres. Uno de ellos corpulento, bien vestido y de buen ver. El otro, más pequeño. Con síntomas de alopecia y no muy agraciado. En medio, una gran cama. Nosotras vestíamos los mismos ropajes. Altas botas con tacón de aguja, medias de rejilla y una mini de cuero negro que justo justo tapaba lo innombrable. Un corpiño del mismo tono y material cubría nuestros bustos. Sendas pelucas lisas de color negro y media melena cubrían nuestras cabelleras. No les importó que el color de mi pelo fuera el del azabache. Había que plantarse la peluca. Todas igual, ese era el lema y el requisito indispensable. Para aderezar el uniforme, habían reconvertido las minis en acuarios. Habían cortado un círculo de tela que caía justo encima de nuestras vulvas y lo habían vuelto a coser de nuevo. Esta vez, el círculo era de plástico. Dejando al descubierto nuestra vida interior. En alguna había abundante vegetación, en otra el follaje era escaso. Y en otras, como en el mío, el campo era liso y llano. Sin signo alguno de habitabilidad. El menos agraciado comenzó a acercarse a nosotras. Estaba claro que era él el que cortaba el bacalao. Respiré hondo y me preparé para lo que venía. Charly, así se llamaba según pude saber más tarde, puso manos a la obra. Yo, era la tercera en la fila. Así que primeramente observé lo que hacía a las demás. Primero les echaba un vistazo de arriba abajo, como retándoles. Después posaba su mirada en su acuario, como intentando descubrir alguna señal. Acto después, metía su mano a través del plástico y descansaba allí un rato. Cada vez estaba más nerviosa, iba a ser mi turno. Por fin me tocaba, y como con las demás comenzó el ritual. Me miró fijamente, sostuve su mirada. Con inocencia, pero con firmeza. Se acercó a mí, respiré suavemente con mi vagina. Pareció gustarle. Dejó caer su mano dentro de la pecera. El bacalao estaba a remojo ya y con gran destreza masajeé su áspera mano con la sola ayuda de la respiración de mi entrepierna. Le había capturado en mis redes. Al principio me miraba con superioridad. Poco a poco, fue agachando su cabeza repleto de placer. Era incapaz de mirarme. Mirar la causa que provocaba ese placer inesperado. De pronto, surgió un grito desde sus entrañas, y dijo. ¡Todas fuera! Sabía que no se refería a mí, ya que su mano se había mimetizado con mi cuerpo. Aún así hice el ademán de marcharme. Su mano se cerró entorno a mi sexo como si tuviera miedo a que realmente pudiera desaparecer. Tú no, sirena, me dijo. Ellas se fueron y cerraron la puerta tras de sí. Entre los dos me levantaron y dejaron caer mi cuerpo encima de la enorme cama. Uno de ellos se puso debajo y me penetró analmente. El otro en cambio, se subió en mí, penetrándome con inusitada fuerza. Manos sin cara recorrían mi cuerpo, pellizcaban mis grandes pechos, se hundían en mi concha... Una lengua kilométrica delimitaba el camino de Santiago a través de mi exuberante fisonomía. Los tres navegábamos por alta mar sumergidos en una cálida espuma varonil. Al tocar tierra firme, yo me levanté y me giré. Recogí la ropa y les dije: Entonces señores, ¿el papel es mío? Relato enviado por La Dama de Hielo

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro que hay situaciones difíciles de pintar (en mi caso), pero son terreno fértil para la literatura, la fotografía, y el cine.

Tu historia es claramente cinematográfica. ¡El papel es tuyo!

Anónimo dijo...

jejeje, todo en esta vida es aplicable a las diferentes esferas "del arte" jejeje. Aunque a veces, se nos hace difícil extrapolar las cosas.

Gracias por darme el papel, seguro q. sabré hacer buen uso de él.

Anónimo dijo...

Uy si yo fuera cineasta... estabas en el reparto siempre.

Anónimo dijo...

jajaja, gracias por esa lealtad. Pero tampoco hay q. abusar. Q ya se sabe q. del dicho al hecho hay mucho trecho. Y nunca se sabe con q. te vas a encontrar.

Lo mismo soy hábil detrás de la pantalla del ordenador pero no así detrás de la cámara.

Aún así como decía aquel: Lo hicieron pq no sabían q. era imposible. Me gusta pensar así... Ya hablaremos de la minuta jejeje

Anónimo dijo...

humm, un casting buenísimo, pero ...no te has inspirado en nada ?, acuerdate ,el casting que me hiciste pasar a mi. Los nervios me ibadian pero tu viste algo en mí, solo los besos de tu boca y calor de tu cuerpo hicieron relajar mi cuerpo desnudo, tu boca recorrió mi cuerpo y tu sexo sació mi sed, aun me sigo estremeciendo,acordandome de aquel dia en tu estudio, solo tu supiste calmarme y hacer que fuera yo, sin nervios ni tabues,aun con tu cálida acojida, sabes que eres mi dama , mi dama de hielo.

Anónimo dijo...

Sinceramente no recuerdo haberle hecho pasar ningun casting a nadie.....

O tal vez te refieres a ese mini encuentro q. mantuvimos entre las frías paredes de mis aposentos.

El casting verdadero está por venir, así que vete preparando chulazo. Febrero está a la vuelta de la esquina. Tal vez lo suficientemente cerca como para que mi hielo empieze a derritirse y dé paso a otras cosas........

Hasta entonces seguiré siendo La Dama de Hielo. Gracias por tus deseos........

Anónimo dijo...

Perdóname mi anónimo casting-nero. Mi chulazo favorito!!! No me di cuenta de q. me estabas hablando.

Pq para mi no fue un casting. Sino una de las experiencias más plenas jamás vividas.

Recuerdo la tersura de tu piel, la largura de tu pelo. El olor a insaciabilidad. Tus manos por todo mi cuerpo y..........ay, no recuerdo nada más.

Menos mal q te has dejado ver para q. pueda seguir recordando y saciarme una y otra vez contigo. Sólo contigo mi chulazo. Besossssssssss