03 febrero, 2009

Playa Gaviota

Estaba de nuevo en esa fantástica cala de arena blanca y fina y aguas transparentes. Era el día de navidad y no se me ocurría mejor sitio donde estar. A ratos leía, a ratos observaba a la gente. No era una playa nudista en su totalidad. Pero había mucha desnuda y una no puede evitar darle placer a los sentidos.
En uno de esos momentos de observación meramente científicos..., salió del agua un Adonis del surf. Tabla en la mano izquierda y un ceñidísimo traje de neopreno negro y gris que delimitaba su esbelta figura. Larga cabellera del color del oro y 3 pendientes a un lado y un último en el otro.
Menuda pinta de chulazo, chulo playa. En cuanto le vi, supe que iba a ser para mí. Uhmm, sabroson. Nuestras miradas se cruzaron y me giré totalmente para que pudiera apreciar mi busto. Él también supo que iba a ser mío y se prestó a ello gustosamente.
Pasó a mi lado, le miré intensamente con una mirada libidinosa. Dejó caer la tabla al borde de mi toalla. ¡Hola, que tal! Soy George, nunca te había visto por aquí. ¿Cómo te llamas? Celia le contesté yo, mientras le devoraba con mis ojos de colegiala inocente. El resto os lo ahorro.
Charlamos de cosas varias mientras nuestros cuerpos estaban cada vez más cerca y vibraban en la misma sintonía. Le miré, le deseé, le seduje. Cogió su tabla y me llevó de la mano a las rocas. Allí nadie nos vería y de todas formas, ¿acaso importaba?
No podíamos reprimir nuestro deseo y por el camino comenzamos a besarnos ardientemente. Según llegamos a las rocas, me tumbó encima de su tabla. Comenzó a recorrer mi cuerpo con manos de experto y lengua de sabio. Soltó hábilmente las cintas de la parte de debajo de mi minúsculo bikini brasileño y me deleitó toda entera.Buceó en mis adentros, en mi superficie, en mis costados en donde quiso él y quise yo. Me lamió por completo, pero seguía pareciendo sediento. Saqué un pecho y le di de beber. Estaba ávido de placer, consumió de ambos. Mientras tanto sus manos trabajaban en mi entrepierna con gran maestría.
Ahora me tocaba a mí. Le cogí de los hombros, lo acorralé sobre la tabla y me monté encima. Abrí con fuerza su cremallera, disfrutando de su escalofrío. No me defraudó. Su torso desnudo invitaba al banquete. Comencé a acariciar sus pectorales con mis manos, mis dedos. Después con mi lengua. Él se iba derritiendo poco a poco. Nos besamos con pasión y desenfreno. Coloque mis pechos sobre el suyo y con movimientos delicados fui bajando hasta donde parecía que el traje iba a explotar. Bajé hasta su miembro besándole por entero. Metí mis manos a través del neopreno y tomé con suavidad pero firmemente ese gran regalo de la naturaleza.Seguí bajando la cremallera hasta finalmente despojarle de todo el traje. Tenía un tattoo desde el glúteo izquierdo hasta más abajo de la rodilla, y otro en la espalda. Me volví loca, me encantan los tattoos. En ese momento me di cuenta de que su joya iba coronada con 2 pendientes. Madre mía, ese chulazo era una caja de sorpresas y placeres escondidos.
Mi lengua recorrió su sexo, jugueteé un rato con las anillas. Lástima no tener un poco de sandía para poder colocársela justo ahí....De todas formas, me supo a gloria.Nuestras manos no paraban de tocarse mutuamente y nuestros cuerpos se restregaban cada vez más y más. Más y más calientes y con más y más fuerza.Estábamos al borde del colapso, y entonces, sólo entonces me hizo suya. Al principio lentamente, salía y entraba. Disfrutando, haciéndome sentir cada instante. Cada visita. Después cada vez con más fuerza y rapidez. Le pedí que no se moviera, que me abrazara y besara estando dentro de mí.
Volvimos a cabalgar y en un momento me cubrió con su parafina. Me agarró de los brazos y me atrajo hacia él besándome a pleno pulmón en un intercambio sin fin. De pronto, miré la hora y me di cuenta que el tiempo había volado y nosotros placenteramente en él. Pero debía marcharme, porque mi marido y los niños me esperaban para abrir los regalos. ¡Yo ya había tenido el mío!
Gracias Santa, éste año te has portado. Prometo ponerte algo más que leche y galletas el año que viene. ¡FELIZ NAVIDAAAAAAAAAAD!
Relato enviado por: La dama de hielo

No hay comentarios: