05 febrero, 2009

Desesperada

Recuerdo los días en los que desde la distancia, me acompañabas en todos mis caminos.
Me despertaba pensando en ti, tu antes habías hecho lo mismo.
Afrontaba las rutinas mañaneras con tu cara sonriente junto a mí.
Paseaba(mos) lentamente por la orilla del río admirando los barcos.
Todo me recordaba a ti.
A nuestras noches de pasión inconfesables.
A las confidencias a media voz.
A los viajes compartidos, a los venideros.
A los recuerdos comunes.
A las fantasías relatadas
en susurros y en francés...
A tus ansías de conocerme,
de poner cara a mi sexy voz.
Al deseo explícito de nuestros cuerpos.
A las montañas de leyendas de pasión.
A secretos a medias,
a risas cómplices e
ilusiones proyectadas.
Natillas de chocolate
y cucharas rebañadas.
A los tiempos de los templarios
y corpiños de mesoneras.
A tus manos sin nervios
acariciando mi blanca piel.
A nuestros labios sellados
por un eterno deleite.
Nuestros cuerpos palpitantes
estrujados contra la pared.
El uno, no en contra, sino a favor del otro.
A favor de lo sublime, la caricia espontánea
los pelos erizados y la carne de gallina.
Del DESEO con mayúsculas
y la imposibilidad de plasmarlo.
De los helados de yogur con moras
y los besos en los ojos.
Tú mientras, esperabas y esperabas.
Esperabas escuchar mi voz, ponerle cara.
Esperabas que yo me abriera a ti.
Que confiara mis secretos.
Esperabas mis relatos, mis palabras
mis gestos, mis miradas. Mi dulzura, mi calor,
descansar en mi regazo.
Que te llamara vida, cari, rey
mi guardián del templo, mi todo!
Ahora sé que algún día podría hacerlo,
Espero que eso no me convierta en DES-esperada....
Relato enviado por: La Dama de Hielo

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